25 de diciembre de 2017

EL GRAN REY QUE NACE POBRE Y HUMILDE

"El Hijo de Dios se hizo para nosotros camino" (santa Clara)


Greccio, Navidad de 1223: san Francisco prepara todo lo necesario para la celebración, lo más dignamente posible, de la eucaristía. Con la ayuda de un tal Juan, pide que coloquen un poco de paja en un pesebre y que traigan un buey y una mula, para que sea visible “con los ojos del cuerpo”, el modo en el cual el Niño Jesús nació en Belén, en medio de la más absoluta indigencia e precariedad. Como él mismo dirá en uno de sus escritos: “Porque un santísimo niño amado se nos ha dado, y nació por nosotros fuera de casa -en el original, “in via”- y fue puesto en un pesebre, porque no tenía lugar en la posada”. Nos dicen los biógrafos que el pueblo acudió numeroso, llevando velas y cirios para iluminar la gruta. Después de haber meditado, ayudados por la escena profundamente realista preparada por Francisco, acerca de la grandeza del misterio del Dios hecho hombre por nosotros, sobre el pesebre es colocado un pequeño altar sobre el cual se celebra la eucaristía. Francisco, diácono, canta el Evangelio con grandísima emoción y predica al pueblo con gran fervor, acerca del gran Rey que nace pobre y humilde.

San Francisco, por lo tanto, no quiso representar un “Belén viviente” como lo entendemos hoy: faltaban María, José y el resto de personajes. Lo que allí ocurrió, y que Francisco quiso contemplar en el modo más real posible, fue algo mucho más profundo: se celebró el sacrificio eucarístico, “recreando” las condiciones que favorecieran un encuentro real con el Misterio de la encarnación del Señor

Para Francisco la eucaristía y la encarnación revelan, sobre todo, una opción de fondo: la del Hijo de Dios que se ha hecho pobre y pequeño para “enriquecernos con su pobreza” y hacerse así hermano nuestro. En aquella Navidad, Francisco, “el hombre totalmente evangélico”, quiso volver a proponer el ejemplo de Cristo pobre y humilde, invitando a todos a seguir sus huellas. En esta Navidad acerquémonos también nosotros al gran Misterio que celebramos con los ojos y el corazón del santo de Asís.

¡Feliz y santa Navidad!