2 de febrero de 2021

ADONDEQUIERA QUE VAYAS, SEÑOR


El 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor en el templo, celebramos la Jornada de la Vida Consagrada. Entrar hoy en una orden o congregación religiosa es, más que nunca, remar contracorriente. Es para gente muy centrada en lo esencial de la fe, que no desea someterse al pensamiento único, que no se conforma con el hedonismo placentero dominante, que tiene muy claro que los pobres no son artículos de modas ideológicas, que ha descubierto a la Iglesia como el mayor espacio de libertad personal y comunitario, que se ha enamorado apasionadamente de la forma de vivir el Evangelio de un fundador. Ser religioso o religiosa es optar por una forma de vida que no se cotiza, que no tiene aplausos. Sin embargo, es la manera más bella de vivir la vida “escondida en Cristo” (Col 3,3), de ser “sal y luz del mundo” (Mt 5,13-16), de encarnar el espíritu de las Bienaventuranzas. 

Hay que alejar esa idea de que los religiosos son una “especie en vías de extinción”. Dios no abandona a su Iglesia. A pesar del problema demográfico en occidente y de la crisis de fe, aún hay jóvenes que con la gracia de Dios rompen con los esquemas establecidos y entran en una orden, congregación o instituto. Todavía hay madres y padres cristianos que se alegran cuando una hija o hijo decide dar un paso así. ¡No está tan seca la fuente de nuestras comunidades cristianas! Podemos estar tan obsesionados por el número y la suplencia en los diversos servicios y no dar gracias al Señor por ese gran testimonio de fidelidad que hoy representan tantos y tantas religiosos que mueren sin haber “mirado atrás” (Lc 9, 62). 

Nos toca vivir nuevos tiempos con grandes desafíos. No tenemos formulas mágicas, pero lo cierto es que no debemos caer en un pesimismo contagioso, ni alentar espejismos triunfalistas. Hoy como ayer, quien está dispuesto a arriesgar por Cristo, jamás se equivoca y sabe que sólo quien pierde la vida por Él, la gana. Solo en el cielo, con toda certeza, comprenderemos el sentido de ese sí, y daremos gracias eternamente rebosando de alegría. Hoy, 2 de febrero, puede ser el día en el que finalmente aceptes este riesgo... 

Dejándolo todo, se fueron con Jesús... 
Lucas 5, 11