Amigo, quizás desde hace tiempo late en tu corazón un deseo, una ilusión, una inquietud que no te deja tranquilo aun en medio de la aparente normalidad de tu vida... Y te preguntas: “¿Qué me está pasando? ¿Por qué hay palabras, personas, acontecimientos que, casi sin saber por qué, me están tocando el corazón especialmente? Hasta no hace mucho pasaban casi desapercibidos, sin embargo ahora me llegan, me calan, me hieren. ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Por qué esta circunstancia, por qué este encuentro, por qué esta alegría cuando pienso en…?”
Poco a poco estás advirtiendo, bajo todas esas circunstancias, un “lenguaje misterioso” con el que quizás Alguien (¿Dios?) te está diciendo que quiere contar contigo, que espera tu sí, que tiene un camino nuevo para ti. Y esto te llena de alegría y despierta lo mejor de ti mismo, aunque a veces también te confunde o te abruma, porque mucha de la gente que te rodea ven a la Iglesia con recelo, como una realidad de otro tiempo que juzga y se opone a los deseos de felicidad y de amor de los jóvenes... Y la vocación religiosa o sacerdotal como una desgracia o una pérdida de tiempo. Quizás por eso has decidido no contárselo a nadie y esperar a que se pase esta racha para no complicarte la vida.
Recuerda que no estás solo en esto de la vocación. ¡Tienes a la Iglesia! Por eso, lo mejor que puedes hacer es contárselo a un sacerdote o a un religioso/a, para que te ayuden a descubrir lo que Dios quiere de ti: ¿Puede haber un descubrimiento más grande? Si quieres, puedes escribirnos a nosotros que encantados te responderemos: vocacionesfranciscanas@pazybien.org
Reza con confianza: “Aquí me tienes, Señor. Ciertamente no soy todavía como tú quisieras que fuera; ni siquiera logro entenderme a fondo a mí mismo, pero con tu ayuda estoy dispuesto a seguirte. Nada es imposible para quien se fía de ti y se entrega a ti. ¡Aquí me tienes!”.
Recuerda que no estás solo en esto de la vocación. ¡Tienes a la Iglesia! Por eso, lo mejor que puedes hacer es contárselo a un sacerdote o a un religioso/a, para que te ayuden a descubrir lo que Dios quiere de ti: ¿Puede haber un descubrimiento más grande? Si quieres, puedes escribirnos a nosotros que encantados te responderemos: vocacionesfranciscanas@pazybien.org
Reza con confianza: “Aquí me tienes, Señor. Ciertamente no soy todavía como tú quisieras que fuera; ni siquiera logro entenderme a fondo a mí mismo, pero con tu ayuda estoy dispuesto a seguirte. Nada es imposible para quien se fía de ti y se entrega a ti. ¡Aquí me tienes!”.